Después del noble arte de la caza [Rosie]

Una de las primeras cosas que hizo Emmett nada más volver a su hogar, a la que realmente siempre sería su casa, había sido dejar todas las bolsas, maletas de viaje y demás en su habitación, ir a saludar a todos y mientras Rosie se ponía al día con Esme y Alice, él se iba hacia los bosques que rodeaban la mansión de los Cullen. Iba a hacer lo que más le gustaba, apasionaba, encantaba. La caza. Había salido con una camiseta blanca de tirantes, que dejaban al descubierto sus brazos musculados y se pegaba a su cuerpo, le encantaba esa camiseta para hacer deporte y para cazar. Unos pantalones de chandal, anchos y unos zapatos deportivos, completaban su vestimenta. Empezó a correr, sintiéndose totalmente libre, rodeado de naturaleza, el sol que le tocaba escasos segundos antes de encontrar otra sombra de algún gran árbol que lo cubría y salvaba a Emmett de ver su piel brillando como si tuviera un montón de diamantes incrustados en la piel. Quería cazar una presa un poco complicada, pero de las que más satisfacción le daba a Emmett matarla, un oso. Subió el ritmo de sus piernas, y en un momento ya estaba delante de las cuevas donde vivían muchos osos en unas montañas cercanas.

Cuando llegó empezó a hacer el ruido de unas patas de ciervo golpeando dos rocas con meticulosidad, hasta que dos osos salieron de la cueva, uno, al parecer la hembra volvió a entrar, dejando al macho ir a por un buen aperitivo. El oso hizo unos pasos, adentrandose en el bosque, Emmett ya esperaba encima, le saltó encima y en un par de movimientos muy ágiles, lo tenía en el suelo, listo para saciarse. Una vez terminado de saciar su sed y dejando el animal cerca de la cueva, para que como mínimo las aves carroñeras no impidieran que se desaprovechara tan exquisito manjar. Corrió otra vez hacia su casa, con la camiseta ligeramente manchada de sangre, bueno, debería limpiarse un poco. Una vez en la mansión, subió directamente a su habitación, donde una vez dentro, cerró la puerta y se sentó en la cama.

Se relajó un rato y vió que tambien los brazos estaban llenos de sangre y la olor a sudor se hacía manifiesta a su alrrededor, por lo que se quitó los zapatos con tranquilidad y luego la camiseta, seguida de los pantalones, por último la ropa interior. Dejándola en el baño, para limpiar, luego la bajaría. No cerró la puerta del baño, igualmente no creía que nadie más que Rosie entrase sin llamar a la habitación y en el caso que entrara si oía que se estaba duchando no se acercaría a mirar dentro de la ducha. Empezó a llenar la bañera, le apetecía más un baño que una ducha a pesar de que había entrado con la intención de hacer lo segundo. Una vez llena, echó un poco de jabón, pensando a pensar en donde estaría Rosie, a ver si llegaría pronto o a ver si tenía la suerte de que llegara y también le apeteciera un baño, así compartirlo. Se metió completamente bajo el agua para luego volver a salir, relajándose y cerrando los ojos, parecía dormido, pero obviamente, Rose ya sabía que no podía dormir, que era imposible.

Seguía en su mundo, con los ojos cerrados, pensando en que había tenido mucha suerte de tener una segunda oportunidad para vivir y además infinitamente más años de los que tenía destinados como humano. Recordaba perfectamente como cuando parecía que todo había acabado, cuando creía que algún ángel venía para llevarle donde no conocería más sufrimiento, había sido salvado de la muerte, gracias a Rosalie y Carlisle. Nunca había estado tan agradecido a ninguna otra persona, también es verdad que no había estado apunto de morir en ningúna vez como esa, pero era algo que siempre recordaría como uno de los mejores momentos de su vida, porque al lado de Rosalie, era difícil tener un solo buen recuerdo, porque todos los momentos con ella eran buenos para Emmett y se lo hacía saber cada vez que podía a su esposa. Era algo de lo que siempre se enorgullecería, y era que tenía la mejor esposa que un hombre pudiera desear.

Sus pensamientos fluyeron hacia como les habían recibido cuando llegaron, Esme, una madre para él en todos los sentidos de la palabra, como siempre, le encantaba volver a tener toda la família reunida otra vez, Carlisle también, ya que era la família que él había formado y sobretodo los hermanos, Alice y Jasper, porque sin ellos dos, los partidos no eran lo mismo, ni las apuestas o juegos que hacían y Edward, porque tenía en él un hermano parecido, pero Emmett era un poco más bestia. A él le había encantado encontrarles, pero él hechaba de menos sus osos, así que Rosalie era quien ponía al día a Alice y él el que iba a saciar su sed. A su chica no le importaba, porque sabía como era, impulsivo, con ganas de moverse, para él estar quieto era un suplicio. Así que suponía que Rosalie no tardaría en llegar a la habitación si es que estaba en casa.

Cuando notó las manos de Rosalie, simplemente sonrió, ella había venido, como él esperaba, aunque preguntaba que porque no la había invitado, se rió un poco al notar como le mordía la oreja y empezó la respuesta - La verdad es que no quería que me vieras sucio de Sangre, con olor a sudor, cariño, para cuando estuviera limpio decirte, vienes a compartir una bañera conmigo? - Se ríe, tomando una de sus manos y besando el dorso, con ganas de que ella le acompañe en este baño tan relajante, aunque con ella por allí, podía volverse más relajante o más ardiente, las dos cosas iban unidas y separadas por una fina línea , entonces volvió a hablar - Aunque hemos estado cinco años totalmente juntos, nunca me cansaré de compartir tiempo contigo, Rosie - Entonces giró la cabeza y le dió un beso en los labios mientras se fijaba que iba con su fina bata de seda, hacía falta poco para despertar el deseo de Emmett en el caso de Rosalie.

Rosie le había dicho muchas veces, que a parte de ser una salvación, a ella le parecía más una condena, cosa que él siempre le negaba, no para quedar bien y solo consolarla, sinó porque era lo que realmente creía. No solo le había dado la oportunidad de seguir viviendo, sino que le había dado una familia nueva, una vida mucho más divertida y lo mejor, la oportunidad de enamorarse de ella y sentirse querido y amado. Rosalie era una bendición que había llegado a él como salvadora en todos los sentidos y de lo que no se arrepentiría nunca, era de haber dejado de ser humano. Además había ganado unos hermanos únicos y unos padres como Carlisle y Esme, que se preocupaban muchisimo por ellos y que les ayudaban siempre que había algun problema.

Para no hablar de los tiempos que estaban los dos solos, en los que Emmett la consentía tanto como podía, tanto como ella quería, porque le gustaba verla feliz. Y casi nunca se metían en problemas, solo cuando se les escapaba un poco la mano manteniendo relaciones sexuales en algunas aldeas, donde terminaban destrozando alguna casa, pero siempre lo recordaría como un gran momento más en su vida. Nunca podría cansarse de la mujer perfecta a su modo de ver las cosas. Ella le decía que tampoco podría cansarse de él, llamándole osito, cosa que hacía muy a menudo, de forma afectiva y a él no le incomodaba, aunque era toda una contradicción, porque él casi muere por culpa de uno, posiblemente por eso, y por ser grande le llamaban todos oso o mono, porque le encantaba trepar por los árboles a toda velocidad cuando jugaban los partidos de beisbol.

Saboreó sus labios con ganas y luego añadió - Y nada me hace más feliz que oir eso - Al ver su picara sonrisa Emmett sonrió, sabía que cuando quería provocarle y no se equivocó, ella le pregunto si podía entrar a la bañera, tampoco era excesivamente grande, así que podia sentarse delante de él y quedar casi pegados o encima de sus piernas - Claro, como voy a decirte que no ? tengo que dejarte más espacio o como te vas a sentar? - Fijó su vista en la bata , más bien en lo que había debajo, porque se transparentaba, ese perfecto cuerpo, que con solo estar cerca, encendía en él el deseo y la pasión del suyo. Si decidía sentarse sobre sus piernas, quizás se llevaba una sorpresa, mientras, no le quitaba ojo de encima mientras ella se iba desnudando.

Al principio le costó entender que ellos eran vegetarianos, que a pesar de tener sed de sangre humana, solo se alimentaban de los animales, pero claro, entendió que su vida nunca sería normal que matasen mucha gente en las ciudades donde estuvieran viviendo, y nunca cogieran a nadie,pero al final terminó acostumbrarse, a salir al bosque a cazar con sus hermanos, con Carlisle, con todos básicamente, también mucho con Rosalie, aunque muchas veces quería ir solo, porque le gustaba usar su brutalidad para acabar con algunas presas. A veces había tenido la tentación por la sangre humana, pero gracias a Rosalie y por lo importante que para él era toda la família, había decidido no beber nunca sangre humana, por respeto a Carlisle y Eseme y sobretodo por sus hermanos, para no buscarles problemas.

Ella siempre se había sentido culpable por la vida que ahora llevaba Emmett, pero él era uno de los vampiros más felices con su inmortalidad, con gente que quería mucho, con muchas cosas que le gustaban hacer y lo que más le gustaba, Rosalie. Siempre que salía el tema le decía que era muy afortunado por llevar esa vida, a pesar de que ella seguía comiéndose la cabeza muchas veces por lo mismo y lo bueno, es que Emmett siempre terminaba cambiando de tema, a uno más alegre, sabía como hacerla feliz y ella con solo estar a su lado, ya le hacía el chico más feliz del mundo. Y lo mejor es que ambos siempre tenían momentos que nunca olbidarían, sus distintas bodas y lunas de miel, sus viajes alejándose un tiempo de la familia sin ninguna escusa más que estar juntos y todas las cosas que hacían juntos, para él eran momentos inolvidables de una larga vida, que esperaba, no acabara nunca.

Al parecer la pregunta le había gustado, pero a él le gustó más cuando ella dejó caer su bata, observando su desnudez, un cuerpo perfecto para su gusto, que nunca se cansaría de admirar, acariciar y poseer. Ella le tentaba pero no entraba en la bañera, se paso una mano por el cabello, quedando increiblemente sexy. Ante su pregunta se rió y colocándose mejor en la bañera, respondió - Depende de lo cerca de mi que quieras estar, puedes sentarte delante o recostándote en mi, hagas lo que hagas no dejaré que el espacio nos separe durante mucho tiempo, yo opino que quiero tenerte tan cerca como sea posible, aunque no garantizo que luego sea un baño precisamente.. relajante - Se rió y sin salir del agua extendió una de sus manos, dándole una pequeña palmadita en el trasero, juguetón

A pesar de lo mucho que le había costado acostumbrarse a controlar su sed por la sangre humana, ahora lo mantenía perfectamente. A pesar de que, estando en la família Cullen, había morido un par de veces a humanos, sin haber podido controlar su sed y de su etapa de neófito con su Rose, ahora solo probaba sangre animal, sobretodo de oso, una pequeña vengana por su muerte com humano. Ella el había ayudado mucho a controlarse, y gracias a ella, lo había conseguido. Al parecer, solo Jasper tenía más problemas de los que él tuvo, para no atacar a humanos, y como sabía muy bien que era eso, el brindaba toda su ayuda y soporte, para que él terminara consiguiendo lo mismo. A veces una de las razones por las que iba solo de caza era porque con la brutalidad que usaba, no quería que pensaran, que era una forma de frenar su sed de sangre humana y que estaba muy descontrolado, porque simplemente era com a él le gustaba cazar.

Pero no solo tenía esos buenos recuerdos, también recordaba perfectamente el día que hicieron su primera boda. Esme fue quien lo propuso, talvez en un intento de calmar el deseo sexual de Emmett y Rose. Era cierto que al primcipio costaba mucho que se controlásen, porque cuando mantenían relaciones sexuales se descontrolaban un poco y se enteraba toda la casa, por la pasión, los gritos y los fuertes golpes que ocasionaba su fuego interior. Incluso cuando se separaban de la família, cuando daban riendas sueltas a su deseo sexual, habían hasta destruido casas enteras. Desde entonces controlaban sus impulsos, pero no por eso había disminuido su actividad sexual. Aunque a veces aún algun familiar se quejaba, sobretodo Edward, que encima de oir los ruidos, tenía que vivir con sus pensamientos cada día, así que intentaba solo pensar en ello cuando estaban a solas. Era la mejor manera de ahorrarse malas caras por la convivencia diaria.

Su primera boda había sido especial y única. Sobretodo para Rose, que cumplía uno de sus sueños y cumplía el deseo de parecer más humanos y más normales. Para ese día el compró un vestido muy bonito, que había usado en todas las bodas que habían realizado. También muchas flores, Esme había hecho todos los decorados, y con la ayuda de Edward y Carlisle, lo habían comprado todo y preparado, al final terminó siendo el dia más feliz de su vida, y quizás el de Rose también. Ella habría querido una boda por todo lo alto, pero acudió su família de verdad, Carlisle, Esme y Edward, con ellos bastaba y ya tenían suficiente. Incluso siempre que se volvían a casar usaban las mismas alianzas que la primera vez. Tenía que reconocer que todos los momentos vividos con Rrosalie eran buenos, muy buenos, inolvidables. También recordaba muy bien sus lunas de miel, donde se mimaron mucho y donde daban rienda suelta a sus deseos sexuales.

Se rió al ver su falso enfado trás la palmadita en el trasero. Vió com ella colocaba una pierna dentro, apoyando el pie justo entre sus piernas, disfrutando de una vista inmejorable de su cuerpo desnudo. Ella quería jugar un poco con él, excitarlo, para luego entrar, seguro que esa era su intención, y no iba por mal camino, porque ya comenzaba a estarlo. Ella el dijo que mejor el dejaba solo, cosa que él negó y respondió mientras veía com ella cogía una esponja y empezaba a pasarla por toda su bonita pierna - Precisamente ahora ya no podría relajarme, acabando de verte desnuda y tan tremendamente sexy, imposible y prefieres ver una revista, que a tu oso completamente desnudo?- Se colocó mejor para que ella entrara, esperando que ella entrara, aunqque seguro le haría sufrir un poco.