Otro día aquí [Edward]

Claramente podría darle mucho más que mi calor, pero él no estaría dispuesto a ello. Continuaron mis caricias en su rostro tras la petición de Edward al volver a colocar mi mano en su mejilla, al parecer le gustaban o quizá era solo porque le generaba algo de calor, realmente solo eso.
-No quiero que te enfermes, mejor nos quedamos aquí y quizá otro día si te apetece... podríamos pasear a donde quieras - dije mientras comenzaba a hacer más lentas mis caricias en su mejilla, disfrutando cada centímetro de su rostro, mirando esas perfectas facciones que lo hacían ser tan unico y especial para mi vista. No había nadie como él, nadie que siquiera se le igualase un poco, estaba perdidamente enamorada. -Por favor quedemonos- le dije en tono de suplica sin apartar mi vista de la suya, si empeoraba su salud me sentiría terrible. -Si quieres... no se puedo cocinar algo que te guste o tal vez ver una película... no se lo que tu desees realmente, despues de todo debo pagarte de algun poco el que cuides de mi... - susurré lo último, yo por él haría lo que fuese sin pensarlo.

Sus caricias me hacían sentir el chico mas afortunado del mundo, quería besarla, sentir sus labios en los mios, sus caricias cada vez se hacían mas tiernas, mis manos acariciaban su espalda y parte de su rubio cabello, al escuchar sus palabras sonreí de lado y me acerqué a su mejilla y la besé –Ok, nos quedaremos- seguí escuchándola y sentía sus caricias en mi mejilla cada vez mas lentas y mas suaves, suspiré y tomé su mano acercándola a mis labios para que pudiera besar su mano.

Besé su mano una y otra vez sintiendo el calor de su mano en mis labios, imaginar sus labios en los mios al tener su mano fue una delicia, sentir como me acariciaba con sus labios en vez de su mano, si hubiera sido humano la sangre se me hubiera subido a las mejillas provocando un pequeño sonrojamiento, me mordí el labio y susurré –Cocinarias algo para mi?- pero que demonios estaba diciendo… Si yo no comía

Al parecer nos quedaríamos después de todo, prefería eso antes de exponerlo a aumentar su resfriado o lo que tuviese. Empezó a besar mi mano y sonreí, se veía precioso haciéndolo con tanta delicadeza, como si mi mano fuese de cristal y pudiese romperse tras cualquier movimiento en falso.
-Claro, cocinare lo que quieras, aunque creo que haré una sopa de pollo para que te mejores- dije insistiendo en que estaba enfermo. Era una suposición la mía, pues era lo unico que se me ocurría para poder explicar su piel fría.
Le quité mi mano y la hice descender hasta poder encontrarme con la suya, entrelacé nuestros dedos y empuñé mi mano de esa forma apretando la de él con firmeza. -Vamos a la cocina- dije dando un paso hacia atrás jalando sutilmente de él.

Sonreí cuando pensó que tenía resfriado y me acerqué a su mejilla y susurré -No podria tener mejor cuidadora que tu, gracias- besé su mejilla y me separé de ella mientras me jalaba de la mano a la cocina a hacer la supuesta sopa de pollo que mejoraria mi temperatura, vaya esta chica estaba loquita pero eso me hacia volverme mas loquito por ella, sonreí ante mis pensamientos, su boca era tan linda, su mirada era explosiva, me gustaba demasiado.

Lo peor, no podia poner distancia ya que no podía ver su mirada triste otravez al distanciarnos tanto como al principio, ibamos a llegar a la cocina y la tomé del brazo haciendola girar sobre si misma quedando sus manos en mi pecho y sonreí susurrando en su oído -Enserio gracias por todo- me acerqué a ella y muy cerca de sus labios sonreí y subí a su frente besando la misma de un modo fraternal, me moría por darle ese beso en los labios.

Empezamos a caminar tomados de la mano, yo era quien guiaba el camino y el se dejaba jalar sin problema, hasta que de pronto me hizo detener y girar para quedar otra vez delante de él.
Ambos nos miramos a los ojos y de un momento a otro creí en lo inimaginable, empezó a acercarse a mis labios de tal manera en que creí que podría besarme. Cerré los ojos esperando el tan preciado momento, "vamos Edward besame" pensaba mi mente... y fué allí cuando sentí que besó mi frente.
Horrible desilusión la que sentí en aquel momento, tanto así que sentí un dolor en mi pecho, ¿como había sido tan estúpida en crees que algo así pasaría?. Suspiré resignada y le mostré una sonrisa falsa, volví a voltear y continué mi rumbo hacia la cocina - el que me cuida eres tu, yo solo te doy una sopa- dije dándole la espalda mientras caminaba.